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Biden consigue sacar adelante en el Senado el plan de infraestructuras

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Joe Biden, durante su comparecencia en la Casa Blanca. / Reuters

En su primer gran éxito bipartidista, 19 republicanos votaron a favor de la mayor inversión interna del país desde la Gran Depresión

En un país profundamente dividido y enfrentado en guerras fratricidas, otorgar un triunfo político al nuevo presidente era algo impensable. Joe Biden sabía que su luna de miel era corta y decidió invertir todo su capital político en sacar adelante la mayor inversión interna en infraestructura que haya tenido el país desde la Gran Depresión.

Haber apostado por algo tan controvertido como la inmigración o la sanidad habría sido dilapidar la escasa mayoría con la que cuenta el Partido Demócrata, pero Biden, que pasó 36 años en el Senado antes de llegar a la Casa Blanca como vicepresidente, sabía que en el billón de dólares aprobados todos encontrarían algo que llevar a sus Estados. «No hay puentes republicanas, ni carreteras demócratas», entonó este martes. «Este es un momento que vivirá por encima de los titulares, más allá de los cortes políticos y de la cultura de indignación inmediata y desinformación que hace del conflicto un entretenimiento».

A sus 78 años, el mandatario está más interesado en su legado histórico que en ganar la reelección, pero sabe que el año que viene un tercio de los senadores y toda la Cámara Baja tendrán que revalidar sus cargos en las urnas. Por eso agradeció a los 19 republicanos que han votado por la ley su «valentía», pero especialmente a su amigo y líder de la oposición en el Senado Mitch McConnell.

La ley todavía tiene que ser aprobada en la Cámara Baja y, aun así, solo incluye la mitad de lo que pretende obtener. El resto forma parte de una ley todavía mayor, por valor de 3,5 billones de dólares, que intentará pasar como un ajuste de presupuesto mediante el recurso de reconciliación presupuestaria, para lo cual sólo necesita una mayoría simple. Con todo, no será sencillo alinear a todo su partido en la Cámara Alta. De hecho, Biden solo «espera» que después del debate y las negociaciones pertinentes quede «la mayor parte».

El apoyo bipartidista de esta ley ha sido posible gracias a un grupo de cinco republicanos moderados y cinco demócratas conservadores que lograron encontrar un punto común y se lo presentaron en junio durante una audiencia en la Casa Blanca. «He aprendido que hay que escuchar», reconoció.

Millones de empleos

El paquete incluye 110.000 millones de dólares para reparar carreteras, puentes y autopistas, así como 66.000 millones para ferrocarriles de pasajeros y de carga, la mayor inversión desde que se creó la compañía ferroviaria Amtrak hace medio siglo.

«Esta ley nos dará lo que necesitamos para llegar a donde necesitamos», prometió la vicepresidenta Kamala Harris. Y no se refería solo a los transportes públicos, sino a la flota de vehículos eléctricos, la energía limpia, la red eléctrica, el agua potable y los «millones de empleos bien pagados y sindicados» que generará, el 90% de ellos sin requerir título universitario. «Es una ley de cuello azul para reconstruir el país que no costará un céntimo a los contribuyentes», aseguró Biden.

Por primea vez se construirá una red de estaciones de cargas eléctricas por todo el país, a la que se dedicarán 7.500 millones de dólares. «Y, por cierto, igual que pasó con las gasolineras, alrededor de esas estaciones de carga veréis florecer otros negocios y poblaciones», prometió. Para financiar todo eso subirá la tasa impositiva a las empresas, el escollo más difícil que ha habido que superar entre los conservadores. Aun así los 69 votos obtenidos en el Senado superan incluso el margen que obtuvo la ley que autorizó la red nacional de autopistas en 1956, lo que hace de esta ley un hito histórico.

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