Skip to content

El bloqueo de una ley que excluye a los cónyuges de palestinos desata una crisis en Israel

[ad_1]

  • La Knéset no renueva una ley que prohíbe a la población palestina de Israel extender los derechos de ciudadanía o residencia a su cónyuges de la ocupada Cisjordania y la asediada Gaza

  • Netanyahu usa el voto en su ofensiva personal para “derrocar el Gobierno” provocando un empate que pone en duda la viabilidad del nuevo Ejecutivo

El Parlamento israelí (Knéset) ha vivido este martes una paradoja cuando los miembros del Likud del exprimer ministro, Binyamin Netanyahu, del Sionismo Religioso y de la Lista Árabe Conjunta se han unido en una misma celebración. El Parlamento no ha renovado una ley que prohíbe a la población palestina de Israel extender los derechos de ciudadanía o residencia a sus cónyuges de la ocupada Cisjordania y la asediada Gaza. En su afrenta para “derrocar el Gobierno”, Netanyahu y sus aliados han provocado un empate que ha puesto en duda la viabilidad del nuevo Gobierno. 

Tras toda la noche en la Knéset, la votación de 59 a 59 ha supuesto el primer gran revés para el primer ministro Naftali Bennett y su frágil Ejecutivo con apenas tres semanas de vida. Él mismo se refirió al voto como un referéndum al recién estrenado Gobierno, integrado por ocho formaciones políticas que solo coinciden en su oposición a Netanyahu. Ante la ausencia de acuerdo para renovarla, la ley expirará a medianoche. 

“Ley racista”

Conocida como la “ley de separación familiar racista”, esta legislación prohíbe que casi 45.000 familias palestinas dentro de Israel y Jerusalén Este se reúnan con sus cónyuges e hijos, según organizaciones de derechos humanos. Estas denuncian que está diseñada para mantener bajo control el número de palestinos en posesión de documentos israelís. La Ley de Ciudadanía y Entrada en Israel fue impuesta de manera temporal durante la segunda intifada, en el 2003. Las autoridades alegaron que los palestinos de los territorios ocupados casados con israelís usaban su estatus legal para llevar a cabo ataques en Israel.

Su expiración puede provocar hasta 15.000 solicitudes de ciudadanía de cónyuges y descendientes que viven en Cisjordania y Gaza. Lapid ha reconocido en Twitter el carácter demográfico de la ley, cuya caída puede plantear problemas de seguridad y amenazar el carácter judío del Estado hebreo. Hasta ahora, los matrimonios se han visto forzados a vivir por separado y criar a sus hijos sin uno de los progenitores. Los más afortunados reciben un permiso de turista para visitar Israel que deben renovar constantemente.

“La oposición asestó un golpe directo a la seguridad del país”, ha acusado Bennett apuntando a Netanyahu por elegir “la política mezquina” sobre el bienestar de la nación. Quién fue el primer ministro más longevo de la historia del país ya anunció sus intenciones este lunes. “Con el debido respeto a esta ley, la importancia de derrocar al Gobierno es mayor”, dijo. Esta legislación se ha seguido renovando anualmente con el apoyo de una amplia mayoría en la cámara dominada por partidos ultranacionalistas.

Revés para Bennett

Con la oposición del Likud y sus aliados –y el predecible apoyo de los partidos que representan a los palestinos de Israel–, Netanyahu busca avergonzar a Bennett. Tras el acuerdo de rotación con Yair Lapid, líder de Yesh Atid, el jefe de Yamina logró derrocar a ‘Bibi’ después de 12 años en el poder. Esta polémica votación ha sido la primera escenificación de las diferencias en el nuevo Ejecutivo. Para evitarlo, Bennett propuso a los miembros liberales extender la ley seis meses a cambio de ofrecer derechos de residencia a unas 1.600 familias árabes.

Noticias relacionadas

Pero este acuerdo no prosperó ya que dos miembros palestinos de la coalición se abstuvieron. En Israel, el 21% de la población son palestinos con ciudadanía israelí. Este grupo poblacional mantiene estrechos vínculos familiares con sus compatriotas de Cisjordania y la Franja de Gaza, con quienes comparten causa. Esta ley, en cambio, no se aplica a los casi 500.000 colonos judíos que habitan en los territorios ocupados pero gozan de la ciudadanía israelí. 

Además, la Ley de Retorno de Israel garantiza que cualquier judío desde cualquier parte del mundo, sin apenas vínculo con el país más allá de su religión, pueda obtener la ciudadanía israelí. Según Aida Touma-Sliman, miembro palestina de la oposición, la ley es una “desgracia moral y política” que consagró la “supremacía judía”. “Esperamos que la ley sea enterrada sin ceremonia para que nuestra gente pueda elegir a quién amar y con quién vivir”, defendió este lunes.



[ad_2]

Ver Original