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El certificado sanitario agita a Francia

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Un manifestante protesta contra las nuevas medidas adoptadas por el Gobierno galo en la Plaza de la Bastilla de París. / Afp

Más de 160.000 personas claman contra la exigencia de este documento para ir a un bar o a eventos y por la obligatoriedad de la vacuna para sanitarios

Las protestas contra la obligatoriedad de la vacuna contra la covid-19 para médicos y enfermeras y la extensión del certificado sanitario a la hostelería, transporte y eventos culturales agitan el verano francés en plena cuarta ola de la pandemia. «Libertad, libertad», gritaban los franceses que protestaron este sábado en varias ciudades contra lo que consideran una «dictadura sanitaria». La protesta logró reunir a 161.000 personas en todo el país, frente las 114.000 personas del pasado sábado, según el Ministerio de Interior. En París, hubo enfrentamientos entre manifestantes y policías, que lanzaron gases lacrimógenos.

Francia no es el único país en imponer el certificado sanitario, que acredita que la persona tiene la pauta completa de la vacuna o una prueba PCR o de antígenos negativa de menos de 48 horas, para poder acceder a ciertos lugares públicos. Dinamarca fue el pionero cuando impuso en abril el ‘Coronapas’ para entrar en bares, cafés, restaurantes, museos o en bibliotecas. El último en sumarse ha sido Italia, que seguirá los pasos de París. A partir de agosto será obligatorio presentar el certificado sanitario para sentarse en el interior en un bar o en un restaurante o ir al museo, pero no en terrazas.

Aunque esta semana ha habido, por ejemplo, protestas en Grecia, Chipre y Reino Unido contra las medidas y las vacunas anticovid, Francia está siendo, sin embargo, el país europeo donde los manifestantes han sido más numerosos a la hora de expresar su rechazo en las calles.

El perfil de los convocados ayer volvió a ser muy variopinto. Desde antivacunas a amantes de las teorías de la conspiración, pasando por simpatizantes de la extrema derecha o la extrema izquierda, miembros del movimiento popular de los ‘chalecos amarillos’, defensores de las libertades individuales y profesionales afectados por la obligatoriedad de la vacuna, como las enfermeras.

«El pueblo francés se levanta, en pleno verano, contra la tiranía y la locura», escribió en Twitter el ultraderechista Florian Philippot, principal líder del minoritario partido de Los Patriotas, quien instó al presidente, Emmanuel Macron, y al ministro de Sanidad, Olivier Véran, a «retirar su ley de la vergüenza». Las autoridades francesas temen que el movimiento antivacunas y anti certificado sanitario se radicalice. En ocho días, once centros de vacunación fueron vandalizados. Han sufrido pintadas, incendios o cortes de electricidad, según la prensa local.

«Menoscabo de libertades»

Mientras muchos franceses ven el certificado sanitario como un intento de compromiso entre la libertad individual y la protección de la salud pública, otros, como el diputado europeo conservador François-Xavier Bellamy y el político centrista Loïc Hervé, lo consideran «un cuestionamiento profundo e inédito de nuestro modelo de sociedad». «El menoscabo de nuestras libertades es desproporcionado al objetivo perseguido», escribieron en las páginas del diario ‘Le Figaro’.

A pesar de la oposición a estas medidas anticovid en las calles y por parte de algunos parlamentarios y senadores, se espera que el proyecto de ley sea aprobado hoy por las dos cámaras.

Las nuevas normas cuentan con un respaldo amplio de la población. El 76% de los franceses se muestra a favor de la vacunación obligatoria para el personal sanitario y empleados de residencias de la tercera edad, entre otras profesiones, según un sondeo reciente de Elabe para la cadena BFMTV. Y el 58% aprueba la extensión del certificado sanitario a cafés, restaurantes y transporte de largo recorrido.

El discurso de Macron, anunciando que sin este documento no se podrá entrar a partir de agosto en bares y restaurantes, provocó un aluvión de peticiones de cita para vacunarse. El 79% de los galos se muestra ahora dispuesto a ponerse la inyección, cinco puntos más en una semana, mientras que el 16% se niega y el 5% todavía no sabe lo que hará, según el mismo sondeo.

La vacunación sigue avanzando. El 58% de los franceses ha recibido al menos una dosis y el 48% está totalmente inmunizado, frente al 53% y el 40% respectivamente que lo estaban el 10 de julio, dos días antes del discurso de Macron.

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