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El izquierdista Pedro Castillo es proclamado oficialmente presidente de Perú

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Pedro Castillo. / Afp

A pesar de ganar las elecciones hace mes y medio, los recursos electorales interpuestos por el partido de su rival, Keiko Fujimori, han retrasado su nombramiento

Perú celebró la segunda y definitiva vuelta de sus elecciones presidenciales el pasado seis de junio con el candidato izquierdista, Pedro Castillo, como ganador con tan solo 44.000 votos de diferencia sobre su rival, keiko Fujimori. Esta diferencia de tan solo un 0.3% de los votos emitidos motivó a miembros de Fuerza Popular -la formación conservadora de Fujimori- a interponer incontables recursos de nulidad tanto ante el Jurado Nacional de Elecciones – el principal órgano fiscalizador del proceso electoral– como ante los jurados especiales. Estas denuncias de amaño se basaban en que 200.000 votos no se habían contabilizado limpiamente. Finalmente los recursos han sido desestimados y Castillo nombrado presidente electo por el Jurado Electoral Nacional en una ceremonia virtual.

La actual líder de la oposición ha aceptado la victoria de Castillo a nivel formal, aunque no en el fondo. « Voy a reconocer los resultados porque es lo que manda la ley y la Constitución que he jurado defender. La verdad va a terminar de salir a la luz de todas maneras», ha afirmado Fujimori tras conocer el veredicto del tribunal electoral.

El nombramiento oficial del líder izquierdista como presidente tendrá lugar el próximo día 28 de julio, fecha en la que el país celebrará el bicentenario de su inpendencia. Perú volverá a la senda socialista marcada por Ollanta Humala entre 2011 y 2016, el cual derrotó también a Keiko Fujimori.

Llamamiento a la unidad

Tras conocer su designación como presidente electo, Pedro Castillo ha hecho acto de presencia en la sede de su partido, Perú libre, en Lima. Se ha dirigido al pueblo peruano en un discurso de diez minutos en el que ha hecho un llamamiento a la cohesión de la ciudadanía. «Llamo a la unidad para forjar y abrir la puerta del próximo bicentenario» , ha manifestado. También ha invitado a Fujimori a que no pongan «más barreras para sacar adelante a este país». Esta declaración de intenciones, de cumplirse, marcaría un cambio importante en un país que ha sufrido una gran inestabilidad política en los últimos años. Y es que tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski por corrupción en marzo de 2018, el país ha tenido tres presidentes.

Ninguno de los dos candidatos presidenciales ha sido muy popular. Fujimori lastra la herencia de su padre, el ex presidente Alberto Fujimori, sentenciado por diversos delitos de corrupción, así como por violaciones de derechos humanos durante sus sucesivos mandatos. Además, la propia Keiko está siendo investigada por presunta financiación ilegal de su campaña presidencial de 2011 al aceptar donaciones de la constructora Odebrecht. Durante la campaña electoral de este año se encontraba en libertad provisional. Pedro Castillo, por su parte, ha sido acusado de haber sido miembro en el pasado de la agrupación terrorista Sendero Luminoso. El lo niega rotundamente. Gran parte de la población lo considera un líder de extrema izquierda. Maestro de profesión, su extracción social campesina lo ha ayudado a conectar con las zonas rurales así como con las comunidades indígenas, que conforman más de un 10% de la población del país. De hecho, en su intervención ha dado la bienvenida a un nuevo espacio político «sin mirar de reojo a los indígenas».

Este ajustado resultado electoral – 50,2% de Castillo frente al 49,8% de Fujimori– se debe a que la sociedad peruana se encuentra dividida entre los grupos metropolitas de clase media, concentrados principalmente en Lima y otras zonas costeras; y las zonas alpinas, situadas en el interior. Del gran crecimiento económico que ha experimentado el Perú en las últimas décadas solo se han visto beneficiadas las zonas urbanas, quedando al margen las zonas rurales y empobrecidas del interior. Esta situación se convina con un nacionalismo Quechua – formado por el conjunto de tribus andinas que tienen como elementos vertebradores la lengua Quechua y su pertenencia hace siglos al imperio Inca – al alza con ansias por recuperar sus raíces.

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