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Los italianos dicen sí al pasaporte covid

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Control de pasaporte covid en el acceso a los Museos Vaticanos. / AFP

La exigencia desde este viernes del certificado para entrar en lugares de ocio es aceptada sin incidentes, antes de aplicarla al transporte

Tras año y medio de pandemia, la gran mayoría de los italianos ha desarrollado la capacidad de adaptarse a lo cambiante de la situación y a las diferentes restricciones que se han ido sucediendo en este tiempo. Volvieron a demostrarlo este viernes, el primer día en que era obligatorio mostrar el pasaporte covid para acceder a los museos, cines, teatros, gimnasios y parques de atracciones, así como para consumir en el interior de los bares y restaurantes. SM transcurrió con tranquilidad y sin grandes incidentes, más allá de las protestas de algunos hosteleros a los que fastidiaba tener que ser ellos quienes realizaran los controles. «Yo no soy policía, soy camarera. Y después de todo lo que hemos pasado en este tiempo, que nos toque pedir ahora a los clientes el ‘certificado verde’ es una burla más para el sector», se quejaba Anna, que trabaja en una cafetería cerca de los Museos Vaticanos. «Al final pagamos siempre los mismos».

El Gobierno de Mario Draghi ha confiado su estrategia en esta fase de la pandemia al pasaporte covid, que acredita estar vacunado, haber superado la enfermedad o haber dado positivo en una prueba realizada 48 horas antes, como máximo. Como explicó el ministro de Sanidad, Roberto Speranza, este certificado resulta clave «para evitar cierres y tutelar así la libertad». Por ello el nuevo decreto del Ejecutivo de Roma, que entra en vigor en septiembre y fue aprobado en la noche del jueves, lo convierte en un instrumento imprescindible para la vida en sociedad. A partir del mes que viene, se exigirá a los viajeros de trenes, aviones, barcos y autobuses de larga distancia. También a los estudiantes universitarios, profesores y personal no docente de los centros educativos, a los que se exigirá para poder trabajar. Quedarán suspendidos de sueldo si no cuentan con él tras cinco días de ausencia.

La ‘mano dura’ con los docentes es la misma que aplicó con los sanitarios el Gobierno de Draghi, convertido ya en una referencia en Europa a la hora de apostar por el certificado covid para combatir la pandemia. No en vano, Italia fue el primer país del Viejo Continente que obligó a los médicos y al personal sanitario del sector público y privado a vacunarse.

Casi al cien por cien

Los médicos y enfermeros que no justifican por qué no se han inmunizado reciben una carta en la que se les amenaza con quedarse sin su salario y ser suspendidos temporalmente de su colegio profesional, lo que les impide seguir trabajando. Pese a las quejas de un pequeño porcentaje de sanitarios, la medida fue un éxito y cerca del 98% de los profesionales de la salud estaba ya vacunado a finales de junio.

El porcentaje de profesores, maestros y personal no docente de los centros educativos que están inmunizados podría acercarse al 90%, según reconoció el ministro de Educación, Patrizio Bianchi, al presentar el nuevo decreto. El Gobierno espera que la amenaza que supone la suspensión de sueldo a quienes no presenten el pasaporte covid anime a vacunarse a quienes no lo han hecho todavía. Se pretende así comenzar el curso en septiembre recuperando plenamente la educación presencial. Los representantes de los trabajadores del sector coinciden en que ese es también su objetivo, aunque critican que el Ejecutivo de Draghi haya recurrido a medidas coercitivas, además sin consultarles previamente.

«Es una idea poco útil y que además nos sorprende, porque en un momento tan delicado esperábamos una señal de gratificación por todo el esfuerzo que ha hecho el personal escolar», explicó Maddalena Gissi, secretaria general del área educativo del sindicato Cisl. «Nosotros no nos hemos echado atrás durante la pandemia, nos hemos vacunado de manera voluntaria y nuestro único interés era recuperar las clases presenciales en septiembre. Y ahora nos encontramos con que no se ofrece alternativa a los trabajadores de la escuela. Esperemos que haya una marcha atrás y que la suspensión del sueldo no sea el preludio de un despido». En la misma línea se expresó Marcello Pacifico, presidente del sindicato Anief, que advirtió de que la decisión del Ejecutivo puede dar lugar a un gran número de conflictos legales y burocráticos entre los profesionales y la administración.

Al ser preguntado por las polémicas asociadas a la obligatoriedad de presentar el pasaporte de vacunación cada vez en más lugares, Draghi respondió de manera seca pidiendo a los italianos que «se vacunen» y «respeten las reglas». «¿De qué hay que tener miedo en los próximos meses? Debemos estar seguros de haber hecho todo lo posible para evitar que se agravie la pandemia. No sabemos aún si esto será suficiente o no, pero todo lo que hacemos está basado en las exigencias y los datos de hoy», explicó el primer ministro.

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