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Occidente negocia cómo seguir la evacuación en Afganistán

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Avión y enseres militares abandonados en el aeropuerto de Kabul. / AFP

Países como Reino Unido, Alemania y EE UU ya han cotactado con el Emirato para garantizar la salida de todos los que tengan visado

Reino Unido, Alemania, Francia, Estados Unidos y Países Bajos han tomado ya contacto con el nuevo Emirato para negociar un acuerdo que permita salir de forma segura a los miles de ciudadanos locales y extranjeros que permanecen atrapados en Afganistán tras el final de la evacuación y la retirada definitiva de los aliados. También Qatar y Turquía han mantenido conversaciones en las últimas 36 horas con los talibanes, cuyo desenlace inmediato ha sido el envío a Kabul de un grupo mixto de técnicos con el objetivo de rehabilitar el castigado aeropuerto Hamid Karzai.

Desde que a medianoche del lunes despegó el último C-17 estadounidense poniendo punto final a veinte años de invasión, no todo han sido paseos triunfales por las ciudades conquistadas. El régimen tiene prisa. Y ha empezado a gestionar sus dos necesidades más perentorias: la reanudación de la actividad en el aeropuerto y la atención a las demandas de los gobiernos que, todavía bajo los efectos de la reciente operación rescate, no quieren perder un minuto y ayer le pidieron que dé pasos encaminados a cumplir su promesa de dejar marchar del país a todos cuántos quieran hacerlo y dispongan de un visado. Aunque existen serias dudas sobre la fiabilidad de este compromiso, decenas de naciones e instituciones como la OTAN y la UE ya han advertido a los nuevos rectores afganos que sólo con gestos como éste y la protección de los derechos humanos conseguirán un mínimo reconocimiento internacional.

El aeropuerto es una pieza clava para que los talibanes mantengan el control social. Como dijo la canciller alemana, Angela Merkel, ltiene una «importancia existencial» pues la población depende de su funcionamiento para recibir comida y medicinas. La operatividad es ahora una urgencia de cara a reactivar los vuelos comerciales y, sobre todo, generar un abastecimiento continuo de ayuda humanitaria en grandes cantidades.

Naciones Unidas reiteró este miércoles su petición de activar cuanto antes un «pasillo aéreo» entre Kabul y los países inscritos en el programa de ayuda. Dos trenes de mercancías llegaron a la capital desde Uzbekistán cargados de bienes básicos, pero nada es suficiente. Aparte de la carencia de medicinas y suministros clínicos, los afganos encaran una hambruna y los gastos de la guerra, los bloqueos internacionales de fondos y la parálisis comercial colapsan la economía nacional.

La otra manera de mantener el control es la guerra.Y eso todavía no ha terminado. El Emirato ordenó ayer una nueva ofensiva contra los resistentes del Panjhsir, la única provincia que no ha logrado invadir. Al cierre de esta edición, medios internacionales informaban de que se habían producido ataques durante todo el día en los que murieron combatientes de ambos bandos, pero los talibanes no pudieron apoderarse del territorio.

Diplomacia y diligencia

La comunidad internacional contempla estas refriegas con la preocupación por las decenas de miles de personas que se encuentran desperdigadas por el país abandonadas a su suerte, sin haber conseguido la protección de los países donde nacieron o con los que han colaborado en estos últimos veinte años de ocupación. La esperanza reside ahora en la diplomacia y la diligencia de los técnicos turcos y cataríes para reparar el aeródromo. Las instalaciones se encuentran muy deterioradas tras una semana salvaje de evacuaciones. Muchos equipos resultan inservibles, entre ellos, los que inutilizaron las tropas estadounidenses antes de retirarse. Por todo ello, Aviación Civil considera la terminal fuera de servicio, lo que a efectos prácticos impide cualquier vuelo comercial. Se da por hecho que, una vez recuperado, el aeródromo estará gestionado por operadores y técnicos turcos y cataríes.

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Un centenar de gobernantes reconoció el domingo que había «recibido garantías de que todos los extranjeros y cualquier afgano con autorización de viaje» podrán acudir de forma segura a «puntos de partida fuera del país». Este miércoles mismo pudo conocerse que patrullas de insurgentes escoltaron a numerosos norteamericanos hasta el aeropuerto durante la caótica evacuación para que su integridad no corriera peligro.

Sin embargo, el tiempo corre. Algunas naciones han decidido no esperar a la iniciativa del Emirato y ya han contactado con sus altos cargos. «Personalmentem no creo que haya ninguna manera de obviar mantener conversaciones con los talibán», ha comentado el ministro de Exteriores alemán, Heiko Maas. La Cancillería calcula que podría sacar aún de Afganistán a entre 10.000 y 40.000 personas.

Entre los negociadores confirmados figuran también Francia, Países Bajos y Reino Unido, cuyo primer ministro, Boris Johnson, manifestó ayer que los británicos tienen una «enorme deuda» con los refugiados afganos. Pero también cabe que haya habido acercamientos de otros países que, como España, ni lo confirman ni lo niegan. Las conversaciones se celebran en Doha, sede de la oficina política liderada por el mulá Baradar, actualmente al frente de las labores de formación del nuevo Gobierno de Afganistán. EE UU tendrá allí una delegación para continuar los contactos iniciados antes de la evacuación con los talibanes.

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