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Rusia ensaya con éxito un nuevo misil hipersónico

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Prueba de lanzamiento de un misil desde un navío ruso. / R. C.

Hoy se ha realizado con éxito una de las pruebas definitivas de una de esas armas que, según Putin, no tienen parangón

Desde que, en marzo de 2018, el presidente ruso, Vládimir Putin, anunció que su país fortalecería su potencial bélico con nuevas armas ultramodernas «inéditas» y sin rival en el mundo, el desarrollo de estas innovaciones armamentísticas no ha cesado ni un momento. Ayer se realizó con éxito una de las pruebas definitivas de una de esas armas que, según Putin, no tienen parangón, el misil hipersónico ‘Tsirkón’, con el que pronto serán equipados los navíos de la Armada rusa.

El ensayo, de acuerdo con las informaciones del Ministerio de Defensa ruso, ha tenido lugar en el mar Blanco y el disparo del cohete se ha efectuado desde la fragata «Admiral Gorshkov» contra un objetivo no especificado situado en tierra a 350 kilómetros de distancia, en la costa del mar de Bárents.

Putin aseguró en 2018 que el ‘Tsirkón’ «es capaz de volar a una velocidad nueve veces mayor que la del sonido, tiene un alcance de más de mil kilómetros y puede golpear tanto objetivos terrestres como marítimos». La velocidad considerada hipersónica debe ser cinco veces superior a la del sonido, por encima de los 5.000 kilómetros por hora.

Las pruebas de este cohete comenzaron en marzo del año pasado, declaró entonces el ministro de Defensa ruso, Serguéi Shoigú. Sin embargo, la misión de realizar los ensayos en su escenario real de utilización le ha correspondido a la fragata «Admiral Gorshkov» adscrita a la Flota del Mar Norte. Este navío deberá lleva a cabo tres disparos más con el ‘Tsirkón’ para terminar completamente de afinarlo.

Después, probablemente en agosto, los lanzamientos se harán, por primera vez desde un submarino, desde el sumergible «Severodvinsk». Pero el primer barco de guerra ruso que zarpará equipado ya con estos misiles ultraveloces será la fragata «Admiral Golovko».

Dos modelos ya en servicio

El mes pasado, Putin dijo que otros dos misiles hipersónicos, el ‘Avangard’ y el ‘Kinzhal’ ya han entrado en servicio. El primero, según Putin afirmó cuando fue probado por primera vez hace dos años y medio, «es un misil de crucero invulnerable para los actuales dispositivos antimisiles y de defensa antiaérea y para los que tendrá previsiblemente el enemigo» durante algún tiempo. En cuanto al ‘Kinzhal’, es un cohete de lanzamiento aéreo de 2.000 kilómetros de alcance y dotado de una enorme velocidad y capacidad de maniobra. Tanto el ‘Tsirkón’ como el ‘Avangard’ y el ‘Kinzhal’ pueden ir armados con cabeza nuclear o convencional.

En aquel discurso sobre el estado de la Nación ante las dos Cámaras del Parlamento ruso del 1 de marzo de 2018, Putin habló de otras muchas armas «invencibles», entre ellas los misiles intercontinentales ‘Sarmat’, imposible de interceptar, según el jefe del Kremlin al no utilizar trayectoria balística. Puede alcanzar cualquier punto del planeta a través de los dos polos indistintamente y portar ojivas nucleares múltiples. Putin dijo en junio que los ‘Sarmat’ entrarán también «pronto» en servicio.

El país eslavo lleva años embarcado en un proceso de rearme general y modernización de sus arsenales, incluidos los nucleares. Sin embargo, como señalan en el Kremlin, tal política no contradice los términos del Tratado reducción y limitación de armas nucleares Nuevo START, firmado por Rusia y Estados Unidos en 2010, y prolongado este año para cinco años más, tras la llegada a la Casa Blanca de Joe Biden. Después de su reciente encuentro en Ginebra con Putin, los dos países se proponen pactar un nuevo marco de «estabilidad estratégica».

Sin embargo, expertos estadounidenses alertan de que EEUU es poco probable que a corto plazo recupere la brecha que le separa de Rusia y China en el terreno de las armas hipersónicas, lo que podría generar serios riesgos de seguridad para Washington. Así lo asegura la revista norteamericana The National Interest, que cita un informe elaborado por el Servicio de Investigación del Congreso.

El documento sostiene que Moscú y Pekín están desarrollando armas hipersónicas estratégicas, mientras que Estados Unidos está trabajando principalmente en armas tácticas. Según el informe, Estados Unidos va a tener que incrementar la financiación

de los programas de desarrollo de armas hipersónicas para no quedar rezagados.

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