Skip to content

Los muyahidines afganos hacen frente a los talibanes ante la retirada internacional

[ad_1]

Los muyahdines afganos se movilizan contra los talibanes. / AFP

Los viejos ‘señores de la guerra’ llaman a los suyos a tomar las armas contra los insurgentes ante la retirada de las tropas

El presidente afgano, Ashraf Ghani, ultima los detalles para su primer encuentro cara a cara con Joe Biden en la Casa Blanca y lo hace en medio de la escalada de violencia en Afganistán. La reunión se celebrará el viernes, dos meses después de que Biden anunciara que el repliegue estadounidense «concluirá antes de que se conmemore el veinte aniversario de los atentados del 11-S».

La primera reacción de las autoridades de Kabul fue decir que las fuerzas afganas están preparadas para defender el país, pero inmediatamente después algunos de los grandes comandantes muyahidines (palabra que se traduce como ‘guerrero santo’), que hoy forman parte de las instituciones, comenzaron a movilizar a sus seguidores para una «segunda resistencia» contra los talibanes, como desvela una investigación del analista Ali Yawar Adili para el centro de estudios estratégicos Afghanistan Analyst Network (AAN). Un problema más para un Ghani con cada vez menos control de la situación.

Estos comandantes, auténticos ‘señores de la guerra’, lideraron la yihad (guerra santa) contra los soviéticos, después cayeron en una cruenta guerra civil entre ellos en la que arrasaron el país y, finalmente, en 2001 se volvieron a unir para formar la Alianza del Norte y servir a los intereses de Estados Unidos en la lucha contra los talibanes. En los últimos años han amasado importantes fortunas tras cambiar el juego de la guerra por el de los negocios y, pese a los crímenes cometidos en la guerra civil, siguen sin pagar por ellos como denuncian una y otra vez desde organizaciones de derechos humanos.

Adili recuerda que «el anuncio de Biden no fue inesperado ya que, según el acuerdo entre Washington y los talibanes firmado en Doha, la retirada se debía haber producido el 1 de mayo. Lo que ocurre es que esta salida total se debía producir en el marco de una reducción de la violencia que permitiera un nuevo marco político para Gobierno y talibanes y eso no es lo que vemos sobre el terreno». Esta reducción solo es aplicable al final de los ataques de la insurgencia contra tropas extranjeras, pero ocurre todo lo contrario con las fuerzas afganas. Pese al diálogo abierto con el Gobierno en Doha, los talibanes avanzan y en los últimos días han llevado a cabo operaciones importantes en distritos como Faryab, al norte del país, donde mataron a 22 soldados de élite en una emboscada. Los insurgentes aseguran también haber capturado uno de los pasos fronterizos entre Afganistán y Tayikistán.

Los viejos señores de la guerra

Ismail Khan, ex ministro de Agua y Energía del gobierno de Hamid Karzai, fue el primero de los comandantes en llamar a los suyos a coger las armas. El conocido como ‘Emir de Herat’, uno de los pesos pesados del partido Jamiat-e Islami y una de las voces más influyentes al oeste del país, organizó una ceremonia en su residencia para celebrar el aniversario de la liberación de Herat de manos de los soviéticos. AAN recoge en su informe las palabras de Khan, quien aseguró que «somos más de 500.000 muyahidines solo en Herat y estamos dispuestos a defender la ciudad» y alertó a las fuerzas de seguridad de «no entrar nunca en nuestras casas a quitarnos las armas porque responderemos». En opinión de Khan, el Gobierno debería recurrir a milicias como la suya si quiere mejorar la seguridad.

Situaciones similares se han producido con Ahmad Massud, hijo del mítico Ahmad Sha Massud, el ‘León del Panjshir’, quien en una entrevista al canal Tolonews declaró que sus seguidores «están preparados para la paz y también en caso de que esa paz no llegue». El poder de los hombres del joven Massud, treintañero que es la viva imagen de su padre, pero que no tiene apenas experiencia, se extendería por las provincias de Badakhshan, Baghlan, Kunduz y Samangan, según el informe de AAN.

Muhammad Mohaqeq, otra de las piezas claves en la ‘Alianza del Norte’ y gran señor de la guerra de la minoría hazara, también ha manifestado su apoyo a la toma de las armas e incluso compartió una foto en redes sociales con sus entonces aliados Atta Muhammad Noor y Abdul Rashid Dostum para mostrar que han resucitado su acuerdo para intentar frenar a la insurgencia. Los hazara, que son chiíes, son quienes más duro han sufrido los ataques de talibanes y del grupo yihadista Estado Islámico (EI) porque les consideran herejes. Su milicia es hoy fuerte gracias a la vuelta a casa de miles de combatientes que en los últimos años han combatido en Siria bajo las órdenes de Irán.

Sangar Paykhar, analista afgano responsable del podcast Afghan Eye, piensa que este paso adelante de los viejos señores de la guerra «es pura imagen, esas milicias necesitan dinero, comida, transporte, armas… además hablamos de líderes que desconfían los unos de los otros y no tienen una visión de país más allá de sus zonas de influencia. El poder militar lo tiene ahora el Ejército, aunque es cierto que su capacidad se limita a los núcleos urbanos y no llegan a las zonas rurales». Paykhar piensa que «puede ser un movimiento de los señores de la guerra para obtener ayuda de Estados Unidos, la Unión Europea o Turquía y también para atraer la atención de medios occidentales». El paso de los meses demostrará en qué quedan los discursos grandilocuentes y las fotos que los comandantes difunden estos días con sus seguidores armados.

Estados Unidos se retira después de dos décadas de guerra, pero no hay paz en Afganistán y las mismas piezas que se enfrentaron en 2001 comienzan a tomar posiciones de cara al día después. El tiempo pasa en Afganistán, la guerra se queda.

[ad_2]

Ver Original